domingo, 24 de octubre de 2010

Un cuento católico de “reliquias sagradas”


Las reliquias son objetos expuestos para su veneración y servían como incentivos a las creencias de la gente. Famosa es la mano de Santa Teresa que Franco tomó en un convento de Ronda durante la Guerra Civil, para que le trajese suerte en su campaña.

Durante 1988, la Sabana de Turín fue estudiada exhaustivamente por varios laboratorios, demostrándose que el tejido con que fue confeccionada no tiene mas de 1000 años, lo que tira por tierra la presunción de que el cuerpo de Cristo fuese envuelto en ella. La Iglesia ahora se defiende, diciendo que nunca afirmó tal cosa, sin embargo, durante siglos permitió que millones de fieles la veneraran como objeto sagrado. De esta manera, cientos de reliquias de lo mas variopintas se reparten por el orbe católico, sobre todo en catedrales de España, Francia e Italia.

Así nos encontramos con restos humanos como en la iglesia de San Pantaleone, donde se venera el brazo, el hígado, el corazón y la lengua de Santa María Virgen.
En Sangüesa (España) se veneran dos pelos, uno de María Santísima y otro de María Magdalena. Mas de 60 dedos de San Juan Bautista están depositados en diversas iglesias y conventos, aunque las Escrituras no hablan de anomalías congénitas en las manos de este santo. Tampoco habla el Evangelio de malformaciones físicas en Cristo, y sin embargo se veneran que sepamos al menos tres prepucios - que cubrían el glande del Pene Divino - en Amberes, Hildesheim y Santiago de Compostela. De la misma manera, existen varios cordones umbilicales del niño Jesús: en Santa María del Popolo en Roma, en San Martino, y uno mas (actualmente desaparecido) en Chalons.

Una muestra de la sangre de Cristo está depositada en Venecia. Una oreja de San Pedro está en la Abadía de Cleirac, y otra de San Leonardo en Porto Mauricio. La mandíbula de San Mateo reposa en el Santa Sanctorum de Roma.

Otras reliquias se refieren a alimentos relacionados con el Hijo de Dios y tenemos: la leche de Santa María Virgen, en la catedral de Oviedo y en Santa María del Popolo en Roma; lentejas y pan sobrantes de la Última Cena en el Santa Sanctorum de Roma. Se sabe que en la antigüedad se veneraron raspas de los peces multiplicados por Jesús.

Prestos a la adoración, están expuestos algunos objetos personales relacionados con la Santa Figura: en el Vaticano hay una sandalia de Jesucristo; en la catedral de Valencia, el cáliz de la Última Cena; una de las 30 monedas por las que Judas vendió al Maestro está fundida en la campana de la catedral de Velilla del Ebro.

El cuchillo con el que Cristo fue circuncidado se encuentra en el Museo de Prehistoria Contemporánea en Roma. La toalla con la que Jesús enjuagó los pies de los Apóstoles puede visitarse en la catedral de Valencia. El mantel de la Última Cena está en la iglesia de Coria. Por cierto, en relación con la Última Cena, existen al menos dos mesas, una en la archibasílica de Roma y otra en la catedral de Sevilla. Tanto la basílica valenciana como la iglesia Santa María de Arriaga en Valladolid, son propietarias cada una de un manto de Jesús. Los pañales de Nuestro Señor Jesucristo están custodiados por los Servitas de San Marcelo en Roma.

Propiedad privada de los Reyes de España, y depositada en la iglesia de Santa María la Mayor, hay una paja del pesebre de Belén. Además de la Sabana de Turín ya mencionada, nos encontramos con otra en Sangüesa y una mas en la catedral de Oviedo, aunque esta última cubrió solo el rostro del crucificado. La catedral de Valencia, muy rica ella en reliquias, se muestra muy orgullosa de poder enseñar el vestido púrpura que, por lo visto, regaló Herodes a Cristo.

La Virgen María, sería muy virgen y muy humilde, pero según las reliquias que han llegado hasta nosotros, sentía una cierta debilidad por los velos, a tenor de los que pueden verse en San Pedro de Roma, en la catedral de Jaén y, como no, otro mas en Sangüesa.

Para no cansar al lector con esta interminable lista, me referiré para terminar a las reliquias mas curiosas y que por si mismas no necesitan mayor comentario, son las que siguen:

Los 28 escalones de la casa de Poncio Pilatos, que se encuentran en un palacio en Roma. Lágrimas de Santa María, veneradas en Vendome. La lanza que hirió el costado de Cristo, en San Pedro de Roma. Espinas de la corona, cinco en la catedral de Oviedo y cuatro en la de Sevilla. La cola del asno que llevo a Jesús, en el Museo de Prehistoria Contemporánea. En Liria hay nada menos que plumas de los ángeles Gabriel y Miguel.

Quizá la reliquia mas extraordinaria sea el suspiro de San José, que se encuentra en una botella depositada por un ángel en una iglesia cercana a Blois y conservada ahora en el Sancta Santorum del Vaticano. Aunque es posible que algunos consideren aún mas portentoso el ESTORNUDO DEL ESPÍRITU SANTO, que guardado también en una botella se veneraba en la iglesia de San Frontino y que hoy está en el Santa Sanctorum. ¿Quién dijo que los espíritus no se resfriaban?

Francisco Barba Cañete
// Tomado de LIBRE PENSAMIENTO # 3, julio 1989, Madrid //
(Correo A # 12, p. 20; febrero 1990)

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