domingo, 24 de octubre de 2010

Conociendo a Daniel De León


Los Industrial Workers of the World - IWW - tienen un sitio de honor como expresión de las mas destacadas luchas de los trabajadores de Estados Unidos, con influencia que a comienzos de este siglo se extendió al movimiento obrero de otros países como Chile, México, Canadá y Australia. Parte de esa historia ilustre es Daniel De León, un venezolano que tuvo papel prominente tanto en la fundación de los IWW, como en la acción y definición consecuente por los trabajadores y la revolución social de los “wobblies” (nombre popular con que se conoció a los militantes de la organización).

Daniel De León nació en Caracas (el 14 de diciembre de 1852), en una rica familia judía venida de Curazao, quienes retornaran a esa posesión holandesa poco antes del inicio de la Guerra Federal en 1859. En 1866, fue a proseguir estudios en Alemania y Holanda. Viaja a Nueva York en 1872, matriculándose en Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia, alcanzando el Doctorado en 1878. Al graduarse, gana una cátedra en ese mismo claustro, lo que auguraba una cómoda carrera académica.

Pero De León optaría por sendas muy distintas. Seguramente ya desde su juventud en Europa tuvo contacto con ideas de izquierda, aun cuando hubieron de pasar los años para que esas simpatías intelectuales se transformasen en actividad militante. En 1887 se une a los Knights of Labor, la mayor organización obrera para entonces en Norteamérica. Destaca como publicista y orador en la solidaridad con los mártires de Chicago (1886) y en la posterior reivindicación de su ejemplo e ideales; De León sufre acoso en la Universidad por su conducta “poco académica”, ante lo cual termina abandonando las aulas y dedicando el resto de su vida al trabajo revolucionario, en medio de la pobreza y sin desmayar en sus convicciones.

En 1890 se afilia al Socialist Labor Party (SLP), donde se encarga hasta el final de su vida de la dirección del vocero impreso, primero semanario y luego diario (THE DAILY PEOPLE), ademas de traducir clásicos socialistas y ser autor de obras reconocidas en el pensamiento socialista de Estados Unidos. Aun siendo miembro de la II Internacional socialdemócrata, el SLP se va a diferenciar de sus correligionarios europeos de entonces, en lo cual De León tendrá mucho que ver al propiciar la ruptura con las burocracias sindicales reformistas de los Knights y de la American Federation of Labor, convocando a la militancia obrera radical a integrarse en una nueva central, la Socialist Trade and Labor Alliance (STLA), cuya primera convención se efectuó en 1897, año en que los grupos marxistas mas circunspectos dentro y fuera del SLP fundan el Socialist Party of America, enfrentándose a De León tanto por sus ideas respecto al fiasco de los parlamentos burgueses, la inutilidad de la participación electoral y la mitología del partido como rector indudable del movimiento obrero, como por su concepción de la acción laboral cada vez mas afín al anarcosindicalismo, aun cuando el rechazara esa afinidad y siempre siguió considerándose marxista.

La STLA participo en la fundación de los IWW (Chicago, 1905) junto a sindicatos radicales independientes y grupos libertarios, siendo De León el redactor de la Declaración de Principios, el Programa de Acción y el primer Manifiesto. Por ello se le ha considerado el ideólogo del anarcosindicalismo norteamericano, nada sorprendente para alguien que resumía su propuesta sindical en la consigna: “Todo el poder al sindicalismo industrial socialista”, que denunció sin tregua el cretinismo parlamentarista de cierto socialismo, y a quien después de su muerte (en Nueva York, el 14 de mayo de 1914), la ortodoxia leninista le atribuiría la paternidad del poco recomendable purismo de los wobblies, contrastante con la tortuosa “flexibilidad comunista”.

En Venezuela nos han acostumbrado al gangsterismo laboral, a “izquierdistas” cuyos traseros suspiran por la curul parlamentaría, a una sabiduría política donde los oprimidos siempre pagan los platos rotos, y donde los que adversan tal estado de cosas son perseguidos e ignorados. Por eso tiene que ser molesta para el poder la memoria de un hombre indiferente a las ventajas de una familia acomodada y de una carrera confortable, que fue intransigente frente a las tácticas politiqueras, que repudió el liderazgo burocrático sobre rebaños partidistas o sindicales, que dio todo su esfuerzo por una organización de trabajadores que fuese también unión de personas libres. Dignidad, consecuencia y honestidad son siempre ideales actuales para los socialistas libertarios, y por eso la vigencia de Daniel De León para nosotros.

Leo Cienfuegos
(Correo A, # 19, p. 19; mayo 1992)

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