(Algo que aclarar sobre un artículo publicado en CNT #181, 1ª quincena de junio de 1995)
La habitual tardanza postal hizo que con mas de 4 meses de retraso llegara a Caracas la edición de CNT publicando un articulo de Juan Nuño titulado "La Veneración de las Astucias" (p. 11). Al verlo, nos pareció de importancia que se conociera alguna información sobre el autor y su trayectoria, de modo que los lectores de España y otras latitudes supieran a que atenerse respecto a la coherencia entre lo escrito y lo hecho por el personaje, pues sin querer pasar por inquisidores o custodios del ideal revelado, entendemos que para el Anarquismo y para una publicación anarquista de tanta significación esa coherencia es vital a la hora de juzgar lo que dicen sus páginas, mas allá incluso de si quien escribe se proclame o no socialista libertario.
Juan Nuño, quien murió a comienzos de este año en Caracas, fue uno de los mas reputados profesionales de la filosofía contemporánea del país, su obra es amplia y mereció todos los elogios académicos por estos lares, alcanzando a editarse fuera de Venezuela y en otros idiomas. Había nacido en Madrid, pero desde joven y huyendo de la asfixia franquista de la España de los 50, se radicó aquí donde hizo su carrera intelectual, que abarcó desde trabajos densos en Filosofía hasta multitud de artículos para publicaciones periódicas de todo tipo, destacando en la crítica cultural en general y por sus excelentes crónicas de apreciación cinematográfica.
Todo esto indica que fue un intelectual de relieve, pero lo que queremos destacar sobre su carrera es que con él volvió a cumplirse aquella sentencia de un pensador venezolano de hace 150 años en cuanto a que "el talento sin probidad es un azote". Esto puede sonar duro, y mas referido a alguien fallecido hace poco y que escribió cosas que un periódico como CNT puede publicar sin mayor desazón ideológica, pero es que Nuño fue un muy claro exponente de esos polemistas hipercríticos que viven en continua búsqueda de
debates públicos, pero que a la hora de la verdad son la versión moderna (o postmoderna, si se prefiere) de aquellos bufones medievales a sueldo del mandamás de turno, que tenían permiso hasta para insultarlo cuando ello placía a Su Alteza, y que, por supuesto, sabían hasta donde llegar en el ejercicio de esa potestad de modo que ni su cabeza ni su sitio en la mesa palaciega corrieran peligro.
En especial durante los últimos años, Nuño fue bien conocido en la prensa local por su enfermiza afición a escribir vitriólicos artículos contra lo que fuese - la afición nacional al béisbol y la del resto de Sudamérica al futbol, los neoliberales y los adversarios del FMI, los anti o pro sionistas, los enemigos de las corridas de toros, amantes u odiantes de la TV , las feministas y el antifeminismo, electoralistas o abstencionistas, etc. etc.
etc. -, en la esperanza de que alguien polemizara con él y mantener cartel como el chaval mas peleón de la cuadra de los escribidores. Quizá en este rol no habría nada grave que decir de Nuño, a no ser por 2 hechos fundamentales: en primer lugar, como suele suceder con estos "enfants terribles" en todo sitio y momento: desde hace 10 años empezó a tener un sospechoso silencio en cuanto a la denuncia de problemas colectivos concretos y sus responsables en la Venezuela de hoy, enfilando su agudeza irónica contra quienes si insurgían contra tales circunstancias, o hacia temas menos comprometedores para alguien vinculado con la estructura de poder responsable de esos problemas; en segundo término, Nuño fue miembro indudable de un bien conocido coro de mutuas alabanzas y sospechosas complicidades, donde los mismos articulistas de prensa que se citan laudatoriamente unos a otros, también se premian entre si en concursos y certámenes, se asignan en comandita becas y asesorías, se reparten presupuestos o contratos, y a fin de cuentas terminan disputando el honor de lamer con exquisitez la bota del poder.
En esto tal vez fue menos abyecto que otros, pero no es secreto para nadie en los ambientes intelectuales del país que Nuño participó a plena dedicación en el "brain trust" (mas bien "dollar gang" por la avidez mercenaria) que se cobijó a la sombra del gobierno de Carlos Andrés Pérez, que esa participación fue retribuida con esplendidez - aunque lamentablemente para el personaje, su mecenas fue echado de la presidencia antes de concederle el ambicionado Premio Nacional de Ciencias Sociales -, que antes había sido un marxista académico de larga data cuando tal condición era muy recomendable para una exitosa carrera universitaria, y que al renegar aparatosamente de las ideas socialistas lo hizo en términos lindantes con la delación. Menos conocido, pero mas cercano a nosotros, es que durante una fugaz aproximación al Anarquismo a mediados de los 80, en plena crisis de su fe en Marx, Nuño mostró interés hasta comprender que no era aquí donde satisfacería ansias de poder, figuración, acceso a recursos materiales y a seguidores sumisos.
Alguien señalará, o pensará, que es inelegante pelear con un difunto, y que mas importante que la persona son las ideas presentadas con brillantez y claridad en el artículo que dio pie a esta nota, las cuales no objetamos pero si que, al ser expuestas por quien tuvo tan cuestionable trayectoria vital, pierden la referencia moral personal que debe acompañar cualquier crítica coherente a la opresión en todas sus manifestaciones. Sin pretender una "pureza total de conducta" inexistente, hay muchos anarquistas y no
anarquistas capaces de reunir comportamiento individual ético con lucidez para expresar su pensamiento, siendo a ellos a quienes nuestros medios de comunicación deben abrirse, ajenos a prohibiciones absurdas respecto a que zutano no me gusta, o sus ideas, o cómo las presenta, o a dónde nos llevan. Semejantes alcabalas ideológicas son la negación del Anarquismo y siempre deben enfrentarse, como también a quienes con una mano escriben sesudos ensayos donde evidencian las barbaridades del poder capitalista burocrático y/o transnacional, mientras con la otra redactan discursos a un gobernante ladrón del Tercer Mundo, o componen artículos sosteniendo que la explicación del levantamiento popular caraqueño del 27 de febrero de 1989 fue un simple "arrebato de locura colectiva".
Colectivo Plum@ - Caracas
(Editores de CORREO A, # 28, p. 14, noviembre 1995)
No hay comentarios:
Publicar un comentario